Parada en medio del banco, sin poder moverse y sin saber qué hacer, estaba terriblemente avergonzada, y su cara estaba roja y sin expresión. Frente a ella, Pablo, el conductor del programa de bromas, sonreía como un ganador porque había conseguido a la víctima perfecta. Las demás personas en el banco reían a carcajadas de la situación: desde los banqueros y ejecutivos que pasaban su vida encerrados en sus cubículos, hasta las señoras que hacían la fila con sus vestiditos floreados y sus carteras gigantes bajo el brazo. Paula sentía su cara arder mezcla de rabia y vergüenza: no sabía qué hacer o qué decir, porque todo podía ser usado en su contra. Tenía dos opciones: rendirse y aceptar que había sido engañada, o jugar también ella un poco. Tomó aire y gritó: “¿Me puedes explicar qué está pasando aquí? ¿Por qué estás haciendo esto?” Pablo la miró sonriendo aún, y le explicó de nuevo que se trataba de una cámara indiscreta, pero ella lo interrumpió, gritando: “Ah, ¿o sea que a esto te estás dedicando ahora? Andas jugando por ahí con camaritas y riéndote de la gente? ¿Cuánto te pagan? ¿Cuánto te están pagando por hacer el ridículo?” Confundido, Pablo no supo qué responder, las risas desaparecieron, y todos en el banco se preguntaban qué estaba pasando allí. “Perdone señorita, pero no le entiendo. Le repito que esto es una broma, y allí está su cámara”. –Dijo mientras señalaba una cámara de vigilancia en un rincón. Trató de sacarla de la fila tomándola por un brazo, pero ella se liberó violentamente y empezó a gritar aún más fuerte: “¡No me vengas con estupideces por favor! ¡Así es como piensas salvar a nuestra familia? Claro, una como tonta trabajando todo el día para alimentar a las dos guaguas que me hiciste, y él anda puro perdiendo el tiempo haciendo bromitas para la tele. ¿Con qué piensas que se alimenta una familia, tarado?” Pablo estaba horrorizado y bajando la voz trató de explicarle que él era sólo un actor que trabajaba en eso y en una pequeña compañía de teatro no muy exitosa, y que tal vez lo estaba confundiendo con alguien más. “¡¿Y ahora me desconoces?! ¡Eres un imbécil! No, yo soy la imbécil. No sé en qué estaba cuando dejé que me hicieras dos guaguas. Y te creí cuando me dijiste que ibas a buscar trabajo e ibas a madurar. Eres un sinvergüenza, un descarado, y que toda esta gente lo sepa: -Alzó la voz y se dirigió a todos los que estaban en el banco.- ¡Este hombre me dejó tirada con dos guaguas y yo lo tengo que mantener! ¡Es un desgraciado, me prometió que iba a cambiar y aquí lo tienen jugando con camaritas y con dos hijos muertos de hambre en la casa!” Cuando vio que las cosas se salían de control, Pablo sonrió: la miró fijamente con cara de “me encantas cuando haces estos shows”, se quitó el pelo rubio que tenía sobre la cabeza y mostró una cabeza calva, se sacó una máscara de goma de la cara y se puso unos lentes gruesos de marco negro. Ella lo miró sorprendida y abriendo la boca, impresionada. Él dijo: “No soy ningún conductor de ningún programa. Soy el tipo con el que salías hasta dos semanas. Me dijiste que no me querías seguir viendo, y yo te dije que no te dejaría ir. Aquí estoy, jugándomela. ¿Quieres casarte conmigo?”.
These broken hands of mine
miércoles, 23 de noviembre de 2011
viernes, 28 de octubre de 2011
Hola, ¿Cómo estás?
- Hola, ¿cómo estás?
- Hola, ¿te conozco?
- Hola, ¿cómo estás?
- ¿Hola…? Disculpa, ¿te puedo ayudar en algo?
- Hola, ¿Cómo estás?
- (Mirando desconcertada hacia todos lados) Disculpa, ¿esto es una especie de broma? ¿uno de mis amigos te mandó?
- Hola, ¿cómo estás?
- Mira, ¿sabes qué? Si alguien te mandó, puedes decirle que no es gracioso. Estoy hace dos horas en este banco, nadie atiende, así que si esto es una broma, por favor déjame tranquila.
- Hola, ¿cómo estás?
- (Mira al tipo impresionada, y hace el ademán de retirarse de la fila) Disculpa, ah.
- (Tomándola del brazo) Hola, ¿cómo estás?
- Mira, no quiero ser pesada, ni mucho menos hiriente, pero, ¿tienes algún problema?
- Hola, ¿cómo estás?
- Ay, ¿qué quieres? ¿Quieres plata, quieres algo? Si quieres te puedo ayudar en lo que necesites, de verdad, pero soy una ejecutiva ocupada, no tengo tiempo para estas cosas, no tengo tiempo ni siquiera para fijarme en alguien y tener algo, ¿me entiendes? Entonces, las cosas funcionan así, por lo menos para mi: tú me dices en qué puedo ayudarte, yo te ayudo, y me dejas en paz, ¿te parece?
- Hola, ¿cómo estás?
- No le entiendo. De verdad que no le entiendo. ¿Es sordomudo usted, tiene algún síndrome de algo? Yo creo que debería buscar ayuda, usted necesita ayuda.
- Hola, ¿cómo estás?
- Ah no, sabes qué voy a llamar al guardia, porque me estás desesperando. –Volviéndose de cara hacia el guardia: ¡Disculpe! ¡Disculpe, me puede ayuda!
-(Poniendo sus manos sobre sus hombros y mirándola con tranquilidad) Hola, ¿cómo estás?
- (Perdiendo totalmente la paciencia) Okey, a ver. ¡¿Qué quieres que te responda?! ¿Quieres que te diga ‘Hola, me llamo Paula, soy una ejecutiva que tiene 30 años y está soltera porque es tan ocupada y tan mal genio que nadie la quiere, así que no, no estoy bien, no estoy bien en lo absoluto porque además tengo miedo que me llegue la menopausia en cualquier minuto al paso que voy, o de quedarme solterona y sola porque ni mis sobrinos me quieren y ahora tengo que estarte soportando a ti en la fila del banco’, ¿¡eso quieres que te diga!?
- Hola, ¿cómo estás? Mi nombre es Pablo, soy un actor. Todos ellos son actores, allá hay cámaras, y esto ha sido una cámara indiscreta. Saldrás en televisión nacional, saluda a tus amigos en la cámara 1.
sábado, 10 de septiembre de 2011
Casi, Casi, Hasta
Casi casi están a punto de rendirse, pero casi casi es casi un esfuerzo más que casi casi vale la pena. Cada respiro, cada agitación, casi casi ese estupor ajeno que se sube a sus cabezas y ese rojizo casi casi tierno que sube a sus caras casi casi humedecidas por el calor de sus mejillas casi encendidas por el calor casi sofocante. Y aunque querían detenerse y estaban cansados de seguir intentando, estaban casi seguros de que todavía había algo más por hacer, y decidieron seguir intentando, porque casi casi era hora de levantarse y ya no valía la pena volver a dormir: estaban casi a punto de terminar, casi sin mirar el tiempo que ha pasado desde que empezaron a intentar ese casi casi que les llevaría a lograr lo que tanto anhelaban: ver la sonrisa en la cara de su propio niño, un niño que casi casi sería suyo para siempre, porque sabían que en la tierra casi todos los hijos son prestados, porque una vez que se vuelven casi independientes, deciden no volver al hogar y las calles y los ojos que casi casi los vieron crecer.
Casi valía la pena seguir intentando: incluso hasta se detuvieron a pensar si hasta sus padres sentirían la misma alegría que ellos casi ya estaban sintiendo. Hasta necesitaban un descanso, porque tanta agitación hasta les estaba pasando la cuenta y estaban casi sin aire, agitados por el esfuerzo que daban hasta no poder más. Casi era de día. El sol estaba casi arriba ya, alumbrando hasta las casas que se veían de lejos en la aldea, que estaban hasta arriba cubiertas de nieve. Era la época del año donde casi no había naturaleza verde, porque hasta las copas de los árboles estaban vestidos del blanco casi cegador de la nieve de invierno. Era casi lindo, pero hasta el ciego más frío era capaz de ver esa nieve que reflejaba el sol con tanta fuerza, que se convertía rápidamente en un blanco casi luminoso.
Y ahí estaban ellos, casi hasta quedándose dormidos sobre sus propios cuerpos, porque casi ya no les quedaban las energías, esas que casi ya no se ven hoy en día, porque hasta ellos sabían que casi todos en el planeta ocupan hasta sus últimas reservas de energía haciendo lo que tienen que hacer en el día. Pero ahí estaban ellos, casi agotados, casi rindiéndose, agitados, con la respiración funcionando a mil por hora, con el calor de sus cuerpos casi bordeando su límite humano. Pero incluso hasta esa hora se mantenían el uno al otro, porque lograr lo que querían en ese niño, era un trabajo de dos, que sólo ellos podían hacer.
Casi ya con el sol mandando hasta sus rayos de sol más disimulados, ella le dice a él que casi está listo. Él parte hasta el baño, se moja un poco la cara, se quita los guantes casi inútiles a estas horas de la mañana, y nota que su traje está cubierto por la pintura roja con que ha estado toda la noche trabajando.
Hasta el comedor de la casa regresa de vuelta del baño, para ver, tras la chimenea cargada casi hasta arriba de leña, haciendo del invierno casi un verano, la dotación casi completa de camiones y muñequitas de felpa que llegarán a todos los niños de la aldea esta navidad. Porque ambos sabían que nadie se ocupaba ya de la navidad de los más pequeños, y casi hasta ellos se habían dado por vencidos, si no hubieran sabido lo que eran capaces de hacer en una sola noche.
jueves, 18 de agosto de 2011
19
Video | Audio |
| Hola, no hay lead aquí. |
P.G. – Imágenes Archivo, Polonia Siglo XX P.M. – Animación “Cyranide and Happines” de un bebé naciendo. P.G. – Animación papá tomando al bebé y llevándolo al registro civil. P.D. – Animación nombre cambiado en un papel. P.P. – Animación papá con cara de horror por haber inscrito mal a su hijo. P.M. – Entrevista mamá. P.M. – Entrevista papá. P.G. – Fotos bautismo. P.G. – Captura mapa en Google Maps con la ubicación del pueblo – Zoom In. P.G. – Frontis casa. P.M. – Animación niños encerrados en la casa, viendo a los otros jugar afuera. P.M. – Entrevista mamá. P.M. – Entrevista papá. P.G. – Animación, niño sale de la casa y cae en el colegio. P.M. – Entrevista profesora. P.M. – Entrevista educadora. P.M. – Entrevista papá P.D. – Animación libreta de notas con muchas notas rojas. P.G. – Animación compañeros riéndose de él. P.M. – Entrevista compañero de curso. P.M. – Animación hojas del libro pasando con anotaciones y anotaciones. P.D. – Fotos Alexis en actividades de Centro de Alumnos y concursos. P.M. – Entrevista abuela. P.M. – Entrevista mamá. P.M. – Entrevista Abuela P.M. – Entrevista papá. P.M. – Fotos cuarto medio. P.G. – Fotos Alexis en el edificio. P.D. – Animación Alexis subiendo a un bus de transantiago,y llegando a la U. P.M. – Entrevista Alexis. P.D. – Fotos Alexis Bebé. P.D. – Fotos Alexis cumpleaños de niño. P.D. – Foto Alexis en Licentiatura de cuarto medio. P.D. – Foto Alexis con sus amigos de la Universidad. | Inicio Canción: “Make a noise”, Katie Herzig El 18 de mayo de 1920, nació el papa Juan Pablo II. Setenta años más tarde, lejos del vaticano, Roma y Europa en general, na- ció en el hospital de Linares una bola blanca de poco pelo y pocos ojos que tenía que lla- marse Rodrigo Alexis, pero su papá se confundió y le pu- so al revés. Cuña (Mamá): “Ese día lo quise matar. Empe- zamos mal, le íbamos a poner un nombre y Rodrigo va y lo cambia.” Cuña (Papá): “Le íbamos a poner Rodrigo por mi nombre –yo me llamo Rodrigo-. Y Alexis por un hermano que tu- ve yo que murió cuando tenía 5 años”. Lo bautizaron en una iglesia evangélica, y la familia se fue a vivir a un pequeño pueblo alejado de la ciudad, cuando la madre se hizo cargo de una Posta de Salud rural. El puebli- to se llamaba Palmilla, y la ma- má lleva trabajando ahí veinte años, pero nunca dejó que sus hijos salieran a jugar con los otros niños: Cuña 3 (Mamá): “Un día a Alexis le quisieron robar la bicicleta. Desde ahí que no dejamos que nunca jamás se juntara con esos de- lincuentes juveniles” Cuña (Papá): “Sii, esa vez me trataron tan mal a mi hijo, y nosotros tanto que lo cuidábamos… (comienza a llorar y no puede seguir hablando)” Inicio Canción: “Early christmas present”, Kate Nash Siendo tímido y sobreprote- gido por sus padres, Alexis lle- ga al colegio: Cuña 4 (Profesora de básica): “Era un ejemplo a seguir. En primero básico lo senté atrás con todos los desordenados para que los ayudara, y un día le pegó a una compañera”. Cuña 5 (Asistente de profesora de básica): “Era bastante… como decirlo… especial… un día le rompió el sacapuntas a una compañera, y se lo pegó con stick fix y todos creyeron que se había soluciona- do el problema”. Cuña (Papá): “Sí, mi hijo tuvo problemas pe- ro… (sigue llorando y todavía no puede seguir hablando)” Siempre tuvo problemas de con- ducta, bajas notas, déficit aten- cional y problemas con sus com- pañeros, hasta que en octavo básico no pudo más contra le bullying y decidió unírsele: Cuña 6 (Compañero de curso) “Como yo era flaco, alto, y usá- bamos cotona, él pasaba y grita- ba que habían puesto un pilar al medio del pasillo, porque los pilares del edificio eran del mis- mo color de la cotona.” Con hojas de anotaciones y ami- gos que no ayudaban mucho a su mal comportamiento, en la Media todo fue exactamente i- gual. Pero con breves diferen- cias: esta vez era un activo par- ticipante de las actividades ex tra curriculares del colegio. En 2008, con un equipo expositor de un ensayo llegó a la final nacional del concurso de histo- ria de Chile “El ejército de los Chilenos” organizado por el Mineduc el Ejército de Chile, y el 2009 participó de los de- bates nacionales de Inglés, organizados por el Ministerio. Paralelo a eso, cantaba en el coro religioso de la iglesia, y estuvo en Centro de Alumnos los 4 años de enseñanza media. Actualmente Alexis es agnós- tico, y no está de acuerdo con las manifestaciones estudianti- les, aunque sí con el movimien- to y su ideología: Cuña 7: (Abuela) Ay sí, yo siempre dije que él iba a ser curita, y todavía tene- mos una luz de esperanza. Cuña 8 (Mamá): “¡¿Mi hijo agnóstico?! No, eso no puede ser…” Cuña (Abuela): ¡¿Agnóstico?! No creo, si yo sé que él va a ser curita. Cuña (Papá): No, si él es bueno… (sigue llorando y no puede hablar). Inicio Canción “These Broken Hands Of Mine” En cuarto medio decidió estu- diar periodismo en la Universi- dad Diego Portales, y llegar a vivir con un hermano de su pa pá, que tenía departamento en Lo Barnechea, y es allí don- de vive. Todos los días viaja una hora y media desde el de- partamento hasta la universidad. Cuña (Alexis): “Estoy haciendo lo que quiero, en la ciudad que quiero. Vale la pena, aunque tenga que llegar tar- de a todos lados”. No sabe si quiere ser periodista, no sabe si creer en Dios. Sólo sabe que tiene que seguir adelante, y tratar de hacer las cosas lo mejor posible. |
martes, 16 de agosto de 2011
No le preocupa no despertar
El perro se lame las heridas, se las limpia como puede y no porque sepa que ahí tiene una herida, sino porque le duele, y no hay otra forma de detener ese dolor. Lo hace por instinto, ni siquiera está consciente de lo que hace, pero lo hace.
No construye muros a su alrededor para protegerse de los daños que vienen, porque no sabe si vienen más daños, pero ya está condicionado, y sabe de lo que tiene que alejarse. Es raro ver perros que no lo hagan, pero él si lo hace, y cada vez que ve eso que le hizo daño alguna vez, decide alejarse, o a lo más tener extrema precaución. Pero ahora se lame las heridas, las limpia y las cuida, y luego devuelve la mirada hacia la vereda de enfrente donde pasan las personas, con prisa hacia su destino. Y los mira pasar de un lado a otro, hasta que otra herida empieza a doler, y ahí va otra vez a lamerse, porque ni siquiera puede moverse.
Está en un callejón sin salida. Es decir hay una salida, pero prefiere quedarse ahí, porque se siente más cómodo. Está en un pedazo de cartón bastante blando y acogedor, y tiene un pedazo de saco de algo, donde se acurruca por las noches cuando tiene frío. Y si hace más frío aún, tiene una táctica que nunca le falla: cierra los ojos muy fuerte, respira profundamente, y va directo a los días de su niñez perruna, cuando era todavía un cachorro mimado por su perra madre, y sólo vivía debajo de ese pelaje tan cómodo e infinito, porque podía pasarse horas indagando en él y no se acababa nunca; era como dar la vuelta eterna al mundo.
Así recuerda olores, amor, maullidos, y la respiración juega un rol importante, porque termina quedándose dormido. No le preocupa despertarse al otro día: está en un callejón sin salida, y lo único que tiene son el cartón, el saco, y unas cuantas heridas que cuidar.
Respira, se queda dormido, y no le preocupa no despertar.
No construye muros a su alrededor para protegerse de los daños que vienen, porque no sabe si vienen más daños, pero ya está condicionado, y sabe de lo que tiene que alejarse. Es raro ver perros que no lo hagan, pero él si lo hace, y cada vez que ve eso que le hizo daño alguna vez, decide alejarse, o a lo más tener extrema precaución. Pero ahora se lame las heridas, las limpia y las cuida, y luego devuelve la mirada hacia la vereda de enfrente donde pasan las personas, con prisa hacia su destino. Y los mira pasar de un lado a otro, hasta que otra herida empieza a doler, y ahí va otra vez a lamerse, porque ni siquiera puede moverse.
Está en un callejón sin salida. Es decir hay una salida, pero prefiere quedarse ahí, porque se siente más cómodo. Está en un pedazo de cartón bastante blando y acogedor, y tiene un pedazo de saco de algo, donde se acurruca por las noches cuando tiene frío. Y si hace más frío aún, tiene una táctica que nunca le falla: cierra los ojos muy fuerte, respira profundamente, y va directo a los días de su niñez perruna, cuando era todavía un cachorro mimado por su perra madre, y sólo vivía debajo de ese pelaje tan cómodo e infinito, porque podía pasarse horas indagando en él y no se acababa nunca; era como dar la vuelta eterna al mundo.
Así recuerda olores, amor, maullidos, y la respiración juega un rol importante, porque termina quedándose dormido. No le preocupa despertarse al otro día: está en un callejón sin salida, y lo único que tiene son el cartón, el saco, y unas cuantas heridas que cuidar.
Respira, se queda dormido, y no le preocupa no despertar.
martes, 12 de julio de 2011
Life In Letters
Aunque me duela aceptarlo, eres una de las partes que más quiero en mi vida. Y aunque no sé cuál es el final de todo esto (porque aunque yo quiera un final feliz, esto es una decisión conjunta), tengo la necesidad de contarte lo que he aprendido en este corto tiempo, y que espero me dejes poner en práctica igual que muchas otras cosas más que tengo planeadas.
- Confiar más en ti es algo que jamás me he propuesto. Pero confiar ciegamente en ti, y no dejar espacio a dudas ya no es una propuesta sino una meta.
- No publicar cosas en redes sociales de las que después me puedo arrepentir.
- Aceptarte y quererte tal como eres, no como lo que espero llegues a ser estando conmigo. Sino, ¿para qué estar contigo si no me gusta como eres? Y la verdad, es que todo tú me gusta mucho, y de eso estoy enamorado.
- Comprenderte más y ponerme en tu lugar, porque nunca he estado consciente de que en verdad jamás he hecho esto.
5 Vocales, 4 moralejas.
Hay que seguir aprendiendo, siempre se puede aprender algo nuevo.
miércoles, 29 de junio de 2011
El fuego de la salamandra
Los sillones de mimbre alrededor de la salamandra encendida, chillaban cada vez que alguien se sentaba o se ponía de pie, y a medida que le iban echando más leña al fuego, y se calentaban aún más los palos tallados, iban chillando cada vez más. Era una pieza larga que hacía de cocina, comedor y living, con el suelo de cerámica rojiza y una mesa donde fácilmente cabían cuatro personas y habían tres tazas de te a medio tomar, con la panera en el centro, el frasco del café y el tarro del azúcar. Entonces ella se paraba, se sentaba, se acomodaba, se volvía a parar, le daba un sorbo al te y seguía riendo con el primo y la tía. La tía estaba siempre ahí para ella, y ahora se calentaba al lado de la estufa. El primo venía de vez en cuando, pero la última vez que lo vio fue a fines de febrero, para una once familiar bajo el parrón que tenían en el patio. La tele estaba encendida, las luces alumbraban la cocina-comedor-living y de repente ella miraba hacia afuera por la ventana que estaba sobre la estufa, esa que daba directamente a la casa de su amor de la infancia. Y cuando la tía la ve mirando por la ventana, le pregunta si lo irá a ver, y ella cruza los brazos: no, porque él fue el que cambió después que ganó dinero con su trabajo, y se convirtió en un arribista. La tía gira la cabeza y mira por la ventana hacia la nada: tiene razón. El primo se echa hacia atrás en el asiento de mimbre y se pone una mano en el mentón para hacer una pregunta: desde cuándo que no habla con él. Ella levanta los pies, los pone sobre el sillón de mimbre y se sienta sobre sus piernas: la noche anterior estuvo en el hospital, y ahora no la ha llamado en todo el día. Apoya las manos en los brazos del sillón: está enojada porque cada vez que él hace algo por ella, se lo saca en cara; saca las manos de los brazos del sillón y se las pasa por el pelo: llevan un año y meses pololeando y el último tiempo ha sido un infierno. Saca las manos de su pelo y se las lleva a la cara: hace rato que quiere terminar con esto.
El primo apoya las manos sobre los brazos del sillón: pide disculpas por opinar sin haber estado ahí todo el proceso. Frunce un poco el ceño, toma aire: pregunta si puede ser honesto. Ella se acomoda las manos en el vientre y sonríe: responde que por favor sea honesto. Él cruza la pierna derecha sobre la izquierda y alza una mano: le dice que en las cosas del amor, lo que no le hace bien, entonces la destruye. Se levanta un poco, se acomoda en el asiento, rechina el mimbre: si esto le está haciendo mal, entonces no hay razones para que se siga auto destruyendo. Ella mira de nuevo a través de la ventana, cruza los brazos, pierde la mirada: tiene razón, esto le está afectando mucho más de lo que esperaba. Hace un movimiento rápido, algo la altera, lleva su mano hasta el bolsillo: vibra su celular. Pone el aparato a la altura de sus ojos, lo mira y sonríe maliciosamente: es un mensaje de él. Gira la cabeza, mira a la tía y ésta le devuelve la mirada: ambas sabían que tarde o temprano el individuo se dignaría a aparecer. El primo se cruza de brazos, le devuelve una sonrisa y se acomoda en el asiento para poder captar mejor el calor de la salamandra: como le gustaría poder estar más cerca de la prima.
ABeCeDario
Le dijeron que escribiera, como en el colegio, lo que había aprendido en todo un semestre. Y como en el colegio lo que más recuerda haber aprendido eran las letras, pensó en cómo hacer para explicarlo de manera creativa, y recordó cuando pasaba adelante y recitaba el abecedario. Pero ahora no podían ser letras porque es un estudiante universitario, aunque lo imaginó en su mente y quedaría algo como que las tres primeras letras, A,B, y C, serían algo así como primero no hacer introducciones largas e inconclusas que no le gustan a nadie. D, E, y F es algo así como todo el proceso de aprender a describir una escena para partir un reportaje: el cuadro inicial, las descripciones del lugar, lo que hay alrededor y cómo situar la historia en un contexto determinado para partir. G, H, I, J y K es las voces dentro de un texto: todos los personajes, que pueden ser muchos, tienen una propia voz que cuenta una historia, y muchas veces no es necesario que quien escriba ponga su voz, sino que los mismos personajes pueden contar lo que quieren contar.
L, M, N y Ñ es tener siempre presente que un texto se escribe en tercera persona, porque la primera persona es fea y suena mal (no es que lo hayan enseñado así, pero él lo aprendió así); O, P, y Q es la cacofonía: leer bien el texto antes de terminarlo para cuidar que lo que se escribió no suene repetitivo o mal. R y S es usar sinónimos para no repetir siempre las mismas palabras y no contribuir a la cacofonía, T, U y V es aprender a crear títulos creativos y que enganchen a quien va a leer el texto, porque de lo contario nadie se animará a leer lo que se acaba de escribir.
Y finalmente, las olvidadas y no por eso menos importantes: W, X, Y y Z, que son cuidar muy bien la redacción, y leer ochenta veces lo que se escribió para detectar errores.
Cuando lo tuvo listo pensó en imprimirlo, decorarlo y pegarlo en la pieza para nunca más olvidarlo. Pero después se le olvidó imprimirlo, y olvidó incluso que había escrito todo esto.
L, M, N y Ñ es tener siempre presente que un texto se escribe en tercera persona, porque la primera persona es fea y suena mal (no es que lo hayan enseñado así, pero él lo aprendió así); O, P, y Q es la cacofonía: leer bien el texto antes de terminarlo para cuidar que lo que se escribió no suene repetitivo o mal. R y S es usar sinónimos para no repetir siempre las mismas palabras y no contribuir a la cacofonía, T, U y V es aprender a crear títulos creativos y que enganchen a quien va a leer el texto, porque de lo contario nadie se animará a leer lo que se acaba de escribir.
Y finalmente, las olvidadas y no por eso menos importantes: W, X, Y y Z, que son cuidar muy bien la redacción, y leer ochenta veces lo que se escribió para detectar errores.
Cuando lo tuvo listo pensó en imprimirlo, decorarlo y pegarlo en la pieza para nunca más olvidarlo. Pero después se le olvidó imprimirlo, y olvidó incluso que había escrito todo esto.
domingo, 15 de mayo de 2011
Feliz Aniversario, Cariño
Tengo una fijación especial con la música de Abba. No sé qué específicamente, pero recuerdo que empezó porque en las reuniones familiares de la familia de mi mamá, siempre se acordaban de la canción "Chiquitita", ya no recuerdo por qué, y acto seguido mi mamá llegaba a escucharla en el equipo a la casa, después de los malos comentarios de mi papá apenas salíamos de la reunión (sí, salía pelando). Tenía cinco años, y desde entonces que no recuerdo una reunión familiar que quede en mi memoria y me haya marcado tanto. Bueno, tengo otras, pero no me marcaron precisamente por lo lindas (sólo puedo decir que de una intenté salir huyendo en bicicleta, y terminé llamando a mi tía para que viniera a rescatarme, porque de verdad quería huir).
Ayer cumplía un año de "matrimonio" con mi esposa. Somos esa pareja que en verdad no tiene matrimonio, que no se han casado, y que ni siquiera escribimos los votos, hay sólo un mutuo acuerdo de palabra. Pero el día que me divorcie de ella, va a quedar la cagá, yo lo sé. El tema es que queríamos hacer algo "grande", y "conmemorativo", pero a mi señora esposa la retuvieron en casa para un asado familiar, y no encontró nada mejor que llevarme con ella. Me basta con resumir que a la salida del ascensor del edificio donde estaba el departamento en cuestión, le dije "tengo miedo"; se dio vuelta, me miró con cara de "en serio", y tocó el timbre.
Ayer cumplía un año de "matrimonio" con mi esposa. Somos esa pareja que en verdad no tiene matrimonio, que no se han casado, y que ni siquiera escribimos los votos, hay sólo un mutuo acuerdo de palabra. Pero el día que me divorcie de ella, va a quedar la cagá, yo lo sé. El tema es que queríamos hacer algo "grande", y "conmemorativo", pero a mi señora esposa la retuvieron en casa para un asado familiar, y no encontró nada mejor que llevarme con ella. Me basta con resumir que a la salida del ascensor del edificio donde estaba el departamento en cuestión, le dije "tengo miedo"; se dio vuelta, me miró con cara de "en serio", y tocó el timbre.
Lo siguiente que recuerdo es a mi sentado en una silla, viendo a todos discutir respecto de si la dictadura fue o no necesaria para Chile, según el período que se estaba viviendo. Después de eso, reírme de la batalla de "Montoncito" ("El Nervioso" para los del siglo XXI) entre los padres de Cariño, fue prueba suficiente de que no importa quién haga más trampa: no hay motivos para convertir un simple juego, en una densa batalla por la victoria.
Muchas veces antes había vivido esas mismas situaciones, con una familia hablando de un tema, o jugando a lo que sea. Pero esta vez, nadie peleaba por tener la razón: era simplemente un intercambio de opiniones, donde no tenía que haber un ganador, donde nadie era excesivamente agresivo para imponer su forma de pensar y que todos le reconocieran que estaba en lo correcto. Creo que pocas veces he estado en presencia de una conversación familiar donde el fin único y exclusivo es compartir ideas, no imponer las mismas. Es por cosas como esa que las familias terminan lanzándose tomates unos contra otros, llamando a carabineros, o con hijos llamando a su otra familia para que los vayan a rescatar.
La tarde de ayer no fue una tarde con otra familia: fue darse cuenta que hay algo más que familias tóxicas en la burbuja. O bien, que hay algo más afuera de la burbuja, y es que precisamente a eso a lo que quiero llegar. En mi vida no hay ambientes familiares gratos, ni momentos especiales recordados para siempre. Es más, hay momentos complicados, difíciles de traducir, donde todo es oscuro e infla aún más la burbuja. Pero es una ayuda enorme, darse cuenta que a veces hay lugares donde eso no cabe, porque si bien todas las familias tienen sus problemas, la vida misma no tiene por qué ser siempre un problema. ¿Entienden ahora por qué prefiero huir lo máximo posible de mi propia familia? Es posible que ayer no hubiera música de Abba sonando en el ambiente, pero ¿era necesaria la música de Abba?
Gracias por la tarde de ayer señores Prieto Pimiento. Sin saberlo, no saben de qué manera me han ayudado.
Cariño, me diste un regalo ayer que probablemente nunca terminaré de retribuirte.
Pero por ahora, sólo puedo decirte que jamás te abandonaré, aunque seamos dos viejos cascarrabias que se odien entre ellos, ceniles, pestilentes y decrépitos.
Feliz Aniversario, Cariño :3
sábado, 23 de abril de 2011
Velos como personas...
Cierra los ojos. Respira profundamente, y pon la mente en blanco. No pienses en nada, ni en nadie. Abre los ojos de nuevo, ¿qué ves?
Si ves gente, más gente, volteas y ves aún más gente, entonces inténtalo otra vez, pero ahora convierte ese espacio en blanco en palabras, y sigue las siguientes instrucciones:
Imagina una figura sin forma en tu espacio en blanco. Dale forma; pero no una definida: dale manos, pies, piernas, brazos, dedos, uñas, una cabeza, y en esa cabeza ponle ojos, una nariz, una boca, orejas. No le pongas pelo, en ninguna parte. Ni siquiera pienses en el color de los ojos, no trates de darle una forma definitiva.
Ahora, míralo bien. Detente en sus detalles, en su forma indefinida. ¿Qué ves?
Si no lo sabes, yo te lo diré:
No ves gente.
No ves una raza, un color, una cultura, ni una tradición.
No ves el paso del tiempo, no ves sus heridas físicas.
No ves a alguien enojado, ni estresado.
No ves a alguien con maldad en sus ojos,
no ves lo que hay en sus ojos.
No ves a alguien que te de problemas,
no ves a alguien que produzca dinero,
ni a alguien que tenga que hacerlo para sobrevivir.
No ves a alguien enfermo físicamente.
No ves a alguien que pueda atacarte o herirte.
No ves gente.
Deja de ver gente. Empieza a ver personas.
Empieza a ver qué es lo que hay detrás de todas esas heridas, de todas las líneas de su cara y de su mano, y de todas esas formas de ser que tanto pueden molestarte.
Empieza a ver qué es lo que se esconde detrás de cada gesto, detrás de cada sonrisa y cada ceño fruncido.
Empieza a ver qué hay detrás, y tal vez puedas dejar de ver gente.
Pero lo más importante: deja de ver gente, empieza a ver personas.
***************************************************
"Deja de Odiar. Odiar no sirve para nada".
Si ves gente, más gente, volteas y ves aún más gente, entonces inténtalo otra vez, pero ahora convierte ese espacio en blanco en palabras, y sigue las siguientes instrucciones:
Imagina una figura sin forma en tu espacio en blanco. Dale forma; pero no una definida: dale manos, pies, piernas, brazos, dedos, uñas, una cabeza, y en esa cabeza ponle ojos, una nariz, una boca, orejas. No le pongas pelo, en ninguna parte. Ni siquiera pienses en el color de los ojos, no trates de darle una forma definitiva.
Ahora, míralo bien. Detente en sus detalles, en su forma indefinida. ¿Qué ves?
Si no lo sabes, yo te lo diré:
No ves gente.
No ves una raza, un color, una cultura, ni una tradición.
No ves el paso del tiempo, no ves sus heridas físicas.
No ves a alguien enojado, ni estresado.
No ves a alguien con maldad en sus ojos,
no ves lo que hay en sus ojos.
No ves a alguien que te de problemas,
no ves a alguien que produzca dinero,
ni a alguien que tenga que hacerlo para sobrevivir.
No ves a alguien enfermo físicamente.
No ves a alguien que pueda atacarte o herirte.
No ves gente.
Deja de ver gente. Empieza a ver personas.
Empieza a ver qué es lo que hay detrás de todas esas heridas, de todas las líneas de su cara y de su mano, y de todas esas formas de ser que tanto pueden molestarte.
Empieza a ver qué es lo que se esconde detrás de cada gesto, detrás de cada sonrisa y cada ceño fruncido.
Empieza a ver qué hay detrás, y tal vez puedas dejar de ver gente.
Pero lo más importante: deja de ver gente, empieza a ver personas.
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"Deja de Odiar. Odiar no sirve para nada".
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