These broken hands of mine

domingo, 15 de mayo de 2011

Feliz Aniversario, Cariño

Tengo una fijación especial con la música de Abba. No sé qué específicamente, pero recuerdo que empezó porque en las reuniones familiares de la familia de mi mamá, siempre se acordaban de la canción "Chiquitita", ya no recuerdo por qué, y acto seguido mi mamá llegaba a escucharla en el equipo a la casa, después de los malos comentarios de mi papá apenas salíamos de la reunión (sí, salía pelando). Tenía cinco años, y desde entonces que no recuerdo una reunión familiar que quede en mi memoria y me haya marcado tanto. Bueno, tengo otras, pero no me marcaron precisamente por lo lindas (sólo puedo decir que de una intenté salir huyendo en bicicleta, y terminé llamando a mi tía para que viniera a rescatarme, porque de verdad quería huir). 
Ayer cumplía un año de "matrimonio" con mi esposa. Somos esa pareja que en verdad no tiene matrimonio, que no se han casado, y que ni siquiera escribimos los votos, hay sólo un mutuo acuerdo de palabra. Pero el día que me divorcie de ella, va a quedar la cagá, yo lo sé. El tema es que queríamos hacer algo "grande", y "conmemorativo", pero a mi señora esposa la retuvieron en casa para un asado familiar, y no encontró nada mejor que llevarme con ella. Me basta con resumir que a la salida del ascensor del edificio donde estaba el departamento en cuestión, le dije "tengo miedo"; se dio vuelta, me miró con cara de "en serio", y tocó el timbre.
Lo siguiente que recuerdo es a mi sentado en una silla, viendo a todos discutir respecto de si la dictadura fue o no necesaria para Chile, según el período que se estaba viviendo. Después de eso, reírme de la batalla de "Montoncito" ("El Nervioso" para los del siglo XXI) entre los padres de Cariño, fue prueba suficiente de que no importa quién haga más trampa: no hay motivos para convertir un simple juego, en una densa batalla por la victoria. 
Muchas veces antes había vivido esas mismas situaciones, con una familia hablando de un tema, o jugando a lo que sea. Pero esta vez, nadie peleaba por tener la razón: era simplemente un intercambio de opiniones, donde no tenía que haber un ganador, donde nadie era excesivamente agresivo para imponer su forma de pensar y que todos le reconocieran que estaba en lo correcto. Creo que pocas veces he estado en presencia de una conversación familiar donde el fin único y exclusivo es compartir ideas, no imponer las mismas. Es por cosas como esa que las familias terminan lanzándose tomates unos contra otros, llamando a carabineros, o con hijos llamando a su otra familia para que los vayan a rescatar.
La tarde de ayer no fue una tarde con otra familia: fue darse cuenta que hay algo más que familias tóxicas en la burbuja. O bien, que hay algo más afuera de la burbuja, y es que precisamente a eso a lo que quiero llegar. En mi vida no hay ambientes familiares gratos, ni momentos especiales recordados para siempre. Es más, hay momentos complicados, difíciles de traducir, donde todo es oscuro e infla aún más la burbuja. Pero es una ayuda enorme, darse cuenta que a veces hay lugares donde eso no cabe, porque si bien todas las familias tienen sus problemas, la vida misma no tiene por qué ser siempre un problema. ¿Entienden ahora por qué prefiero huir lo máximo posible de mi propia familia? Es posible que ayer no hubiera música de Abba sonando en el ambiente, pero ¿era necesaria la música de Abba?
Gracias por la tarde de ayer señores Prieto Pimiento. Sin saberlo, no saben de qué manera me han ayudado.
Cariño, me diste un regalo ayer que probablemente nunca terminaré de retribuirte.
Pero por ahora, sólo puedo decirte que jamás te abandonaré, aunque seamos dos viejos cascarrabias que se odien entre ellos, ceniles, pestilentes y decrépitos.
Feliz Aniversario, Cariño :3